miércoles, 30 de noviembre de 2016

Crítica: El olivo

"La humanidad con la que la realizadora Icíar Bollaín erige sus historias siempre es un garante de interés ante la definición de nuevos proyectos. Su última película, nacida de la hábil inteligencia de su marido, Paul Laverty, reflexiona sobre numerosas cuestiones que atañen al enorme cambio sociocultural que ha experimentado la esfera planetaria en los últimos años, a través de una historia tan mínima como las que recorren nuestras aceras diariamente. La ruptura de las raíces del olivo para viajar hasta un alarmante proceso globalizador, en el que las armas del capitalismo han jugado a un determinismo de homogeneización, constituye la columna vertebral de un relato emocionante. Esta particular road movie carga su peso sobre los hombros de ese valiente personaje llamado Alma, que intenta recuperar la esencia perdida de la tierra a través del fuego de su abuelo. En el recorrido, la película se pierde entre derrapes de guion, personajes forzados, y un sin fin de lugares comunes que en nada benefician a la definición humanista a la que aspira. Como si de un discurso político planetario se tratara la película atina a resolver su cometido final, pero con numerosas imperfecciones en su recorrido, desde posturas narrativas hasta fórmulas de construcción metafórica en pro de sacudir las secuelas de cierto inmovilismo planetario actual. Con ello, quedan las buenas vibraciones de una película que se sigue con agrado por su agilidad y frescura, una enmienda técnica notable (destacar la preciosa labor de fotografía y música), y la ferocidades de un reparto, que guía con pulso una extraordinaria Anna Castillo. Su aportación desborda humanidad allá por donde camina, lucha y verbaliza sus amplios sentimientos, manteniendo siempre nivelada una historia que en determinados momentos está condenada a caer por sus propios determinismos."
 
Lo mejor: La valentía de Anna Castillo.


Lo peor: Situaciones forzadas y personajes marcados de un guion mejorable.




NOTA: 7(****)

viernes, 25 de noviembre de 2016

Crítica: La próxima piel

"La evolución cinematográfica de Isaki Lacuesta desde su salida del Máster en Documental de Creación de la Universidad Pompeu Fabra ha sido un puro altibajo. Sus primeras incursiones de tono más documental adquirieron el valor de lo sublime, para luego pasar a tratamientos de ficción y experimentales completamente fallidos y que pedían a gritos un claro aire de renovación. Pues bien, contra pronóstico, y gracias al enlace artístico con Isa Campo, surge una nueva línea, bastante diferenciada, dentro de su producción. En este ejercicio de ferviente análisis psicológico en comunión con valores de definición sociocultural, se indaga sobre el concepto de la identidad dentro de la esfera contemporánea que nos atañe, a través de una historia que levanta posiciones encontradas. El regreso del "hijo pródigo" después de más de ocho años desaparecido es la raíz a partir de la cual se construye de forma minuciosa este sombrío relato. La forma de orquestar las piezas y de ofrecerlas al espectador hace que la película sea un auténtico ejercicio de inversión y de continuo análisis que nos permite viajar a la par de los personajes. Vivimos con esa inquietud constante a la que asisten los protagonistas del relato, y poco a poco se nos va sirviendo una lectura que en última instancia hace que volvamos una y otra vez sobre el relato, y sobre las enmiendas reflexivas que plantea. La forma de construir la historia y la precisión que la levanta realmente maravillan, y más unido a un ejercicio de dirección exquisito, que en el gusto por los detalles perfila una atmósfera muy inquietante. Esta determina el singular proceso de inmersión, y se solventa en el milimétrico uso de elementos técnicos, desde los abrumadores blancos de la fotografía hasta el calibrado ejercicio de sonido. Envoltorio que explosiona en la extraordinaria elaboración del elenco. Su aportación determina las precisas comunicaciones verbales y no verbales que tanto empapan la cinta de necesarias posiciones encontradas. Especial mención para la rotundidad de Sergi López, el magnetismo de Emma Suárez y la extraordinaria composición del mejor Álex Monner hasta la fecha. Este tándem protagonista acumula y expresa las pistas racionales de una película extraordinaria, no sólo por su gran capacidad de inversión y sino también de reinvención continua."
 

Lo mejor: Su capacidad de relectura continua.



Lo peor: Su escasa expresión mediática.





NOTA: 9(*****)

jueves, 24 de noviembre de 2016

Palmarés XIII Premios Corona 2016

Mejor película:
La próxima piel














Mejor dirección:
Albert Serra "La muerte de Luis XIV"
















Premio del Jurado:
María (y los demás)















Premio de la crítica:
La muerte de Luis XIV













Premio del Público:
María (y los demás) 















Mejor actor protagonista:
(Empate) Álex Monner "La próxima piel" & José Luis Gómez "La isla del viento"


























Mejor actriz protagonista:
Emma Suárez "La próxima piel"














Mejor actor de reparto:
José Sacristán "Las furias"















Mejor actriz de reparto:
Laia Marull "La madre"














Mejor guion:
Isa Campo, Isaki Lacuesta & Fran Araújo "La próxima piel"













Mejor fotografía: 
Carles Gusi "Quatretondeta"










 




Mejor música original:
Arnau Vilà "Las furias"


 
Mejor montaje:
Domi Parra "La próxima piel"









 


Mejor vestuario:
Nina Avramovic "La muerte de Luis XIV"












Mejor maquillaje y peluquería:
Marion Vissac & Antoine Mancini "La muerte de Luis XIV"
















Premio revelación:
Javier Mendo "La madre"










Mejor película europea:
Bar Bahar, de Maysaloun Hamoud (Israel)












Mejor película documental:
Omega, de José Sánchez-Montes & Gervasio Iglesias












Premio honorífico:
José Quetglas

Crítica: El hombre de las mil caras

"La hazaña de Alberto Rodríguez se ha consolidado en apenas unos años. Ya es claramente unos de los realizadores claves de nuestra filmografía, con un nivel de consideración tanto nacional como internacional. Cada apuesta, cada proyecto que aborda levanta un umbral considerable de expectativas, y no es para menos, ya que todas las enmiendas que lleva a cabo tienen algun tipo de interés, que en algunos casos cataliza en películas de gran maestría narrativa y técnica. Basta con no olvidarse de esa joya que empezó a vibrar en las pantallas hace unos dos años. Su última apuesta planea sobre la aventura que emprendió Francisco Paesa en su venganza contra el gobierno español, en un ejercicio en el que resaltó de forma acusada la figura de Luis Roldán. Toda esta historia es construida gracias al buen pulso de Rodríguez que dibuja una muestra de firmezas audiovisuales y de gran empaque técnico, lo que facilita su ritmo y su destreza. No obstante, los caminos de su narrativa desechan las opciones más interesantes para atender a efectismos de la hazaña. Es decir, la película perfila las grandilocuencias del hecho histórico, acumulando nombres, datos, fechas y demás contenido, lo que al final acaba provocando cierta indiferencia ante el exceso y la mal consecución del mismo, frente a cierto minimalismo que hubiese resaltado en definitiva el interés de la aventura: el desglose psicológico de dos personajes tan complejos como Paesa y Roldán. Se atisban las ganas de poder haber asistido a una apuesta que con posibilidades hubiese optado por caminos más firmes, en vez de atender a cierto barroquismo para un supuesto impacto mayor (y de este modo, apelando a un público más numeroso). En todo caso, la aventura se sigue con comodidad y uno admira las destrezas de un Carlos Santos más sólido que nunca y sobre todo, la maestría de ese genio llamado Eduard Fernández, que compone con brillantez un Paesa, objeto de contradicciones, otorgando de este modo entereza y vida al relato frente al desdibujado plantel de personajes e historias que configura la película en pro de otros objetivos menos afinados."
Lo mejor: Eduard Fernández, componiendo un Paesa memorable.

Lo peor: La falta de consistencia del conjunto y el desdibujado plantel de personajes.

NOTA: 6,5(***)

martes, 22 de noviembre de 2016

Crítica: La isla del viento

"Hay cierto temor al retrato de personajes célebres de nuestra historia, lo que ha provocado, en numerosas ocasiones, que los intentos de acercamiento hayan sido pobres y de escaso de interés. La lista de artistas y personalidades que han sucumbido a la insuficiencia de ejercicios cinematográficos y/o audiovisuales es numerosa, y es que en este país, las muestras de consagración hacen que las derivas creativas tomen posturas excesivamente conservadoras, acartonadas y hasta rancias. Esta es la premisa que podría generar cierto temor ante la incursión de Manuel Menchón en un episodio de la vida del gran Miguel de Unamuno. Hablamos de su exilio en Fuerteventura y con ello, de la construcción emocional e intelectual consecuente que supuso este viaje para el literato. No obstante, este curioso ejercicio, a pesar del injusto tratamiento mediático que ha recibido, y de una distribución mejorable, planea con solidez sobre sus cometidos. Estamos ante una película imperfecta, pues se notan ciertas carencias a la hora de adoptar una visión concreta sobre el maestro, o una construcción de la historia a través de sus diversos personajes que en ocasiones se muestra torpe, y que se desvía por numerosos caminos que van hacia al olvido, en vez de a la consolidación de una visión que se preste a la reflexión. Tampoco ayuda la inclusión de ciertos personajes caricaturizados, o cierto maniqueísmo que asoma en los momentos más claves de la película. Pero, con ello, debemos ser conscientes de que esta película más que profundizar en la figura del genio, indaga en la situación de las islas durante aquella época, y en torno a su gente, su vida, y su cultura planea constantemente para plantear una metáfora sobre lo que ha sido y es este espacio de nuestro país. En este sentido, la película gana enteros, y a pesar de sus carencias, construye momentos de absoluta magia y plantea un recorrido etnográfico de gran riqueza artística. En esta senda, es difícil no admirarse por la solvencia de ciertas aportaciones técnicas, como la fotográfica, construyendo un universo de áridas connotaciones, del mismo modo, que abruma el exquisito y milimétrico ejercicio de dirección artística, absolutamente necesario para empaparnos del universo que propone la cinta. La película pule sus valías en las aportaciones de un reparto notable, en el que sin duda, persiste y con fuerza, la expresión, las palabras y las matizaciones de una composición memorable. José Luis Gómez, en su papel de Unamumo, compone con brillantez un ejercicio memorable que nos acerca con valentía a las inquietudes de un genio y nos posiciona en la dialéctica de una época, que persiste en nuestro imaginario, y que se actualiza de forma constante ante el temor de nuestros días."
Lo mejor: Un brillante José Luis Gómez, y una exquisita dirección artística.

Lo peor: Los desbarajustes de un guion que derrapa continuamente.


NOTA: 6,5(***)

jueves, 17 de noviembre de 2016

Crítica: Omega

"Hablar de esa construcción musical que supuso y supone "Omega", es tragar saliva y contenerse, ante la inmensidad de lo que supone, tanto dentro de una esfera puramente musical como cultural. "Omega" se convirtió no sólo en la reivindicación del valor artístico de un gran maestro, sino también en la de la necesaria y admirable fusión de las artes dentro de la esfera contemporánea, base que podemos entroncar de un modo matizado con las fervientes revueltas artísticas de comienzo del siglo XX, y con sus antecesoras. Morente y el siempre interesante Lagartija Nick firmaron con autoridad la historia del arte y su valor como entes dentro de la esfera cultural. José Sánchez-Montes (en colaboración con Gervasio Iglesias), interesante mirada documental al mundo del flamenco e intimación directa con la ciudad de Granada, decisiva para entender este tipo de revoluciones artístico-culturales, se adentra en la expresión y en la dimensión que supuso la elaboración de este ejercicio musical. Si es cierto, que una muestra tan vanguardista, tan única, podría haber encontrado un vehículo de comunicación más innovador, de más arriesgada apuesta formal, e incluso con motivos de expresión muy diferentes a los empleados, lo cual hace que el ejercicio adolezca de cierta complacencia, que nada tiene que ver con las explosiones que genera el disco. No obstante, la documentación es tan completa, las matizaciones están tan bien soldadas, y la estructura funciona tan bien, que a pesar de que viajamos por ciertos ritos que atienden a la convención, la película se sigue con interés y nos permite adentrarnos en su verticalidad, extrayendo de esta manera, síntesis reflexivas curiosas y necesarias para entender el panorama artístico, y por ende, cultural, que nos ocupa. Además, la conjunción técnica de la cinta funciona con solidez, en especial un montaje que otorga una expresiva fuerza, que a veces no acumula la imagen por sí sola. Con sus imperfecciones, esta valiente reflexión sobre un gran hito en nuestra música, merece ser visionado y meditado para entender la importancia que el arte ocupa en nuestra vida, así como la necesaria valoración de nuestras expresiones más cotidianas."
 
Lo mejor: La agilidad del discurso, y sus completas aportaciones.


Lo peor: Cierta condescendencia con el espectador.


NOTA: 7(****)

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Crítica: La llegada

LXIV FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN:
"Denis Villenueve ha demostrado ser un realizador visionario, a pesar de los marcados caminos de una industria que poco a poco lo ha ido absorbiendo. Su ingenio creativo, siempre respaldado por un excelente ajuar técnico, ha levantado proyectos realmente sólidos. Ahora vuelve quizás con su apuesta más mediática, y de mayor dimensión, en cuanto a niveles de producción se refiere. La partida de ciencia ficción de este año no podía faltar, pues asistimos a un esquema reciente de apostar por la remodelación de un género que siempre ha optado por caminos más destinados al gran público, y que poco o nada han intervenido en las estrategias de la alabanza crítica y más dentro de una esfera tan esquematizada como la de Hollywood. Si bien el armamento que maneja Villenueve es poderoso, su construcción, y por ende, la derivación de este proyecto es fallida. La película se mantiene en un punto de indiferencia, ya que no se atreve a arriesgar en ningún momento, y que determina sus bazas siempre en el aparato audiovisual. El arranque promete, pero poco a poco los atajos que firma la película constituyen una consecución de indecisiones que acaba formulando un final tramposo. Obedecer a un giro claramente efectista (haciendo referencia al reciente cine de Nolan) y querer que levante un gigante de estas dimensiones, es muy complicado, ya que la historia atiende a caminos que van más allá de la atracción y que quieren convertirse en una especie de análisis sociocultural. La película en ningún momento alcanza sus objetivos y traspasa las fronteras a las que aspiraba. Su cometido queda alzado por la firmeza de Villenueve y un ejercicio técnico sobresaliente. Es innegable la absoluta fuerza de unos efectos visuales acongojantes, la de una fotografía absolutamente hipnótica, o la de una vibrante partitura capaz de emocionar y dejar poso en el espectador. De igual modo que sería injusto no alabar la maravillosa aportación de Amy Adams a su personaje, completamente diferenciada de un reparto desigual. Ellos consiguen que la apuesta no caiga en el vacío y que se siga con cierta admiración, no obstante, el alma, la sustancia y la supuesta inteligencia de la película se tambalean una y otra vez."
 
Lo mejor: La brillante factura técnica, en especial la fascinante música de Jóhann Jóhannsson.

Lo peor: Que se resuelvan con trampas las fracturas de un guion errático.


NOTA: 5,5(***)

viernes, 11 de noviembre de 2016

Crítica: La madre

"La riqueza de nuestra cinematografía no se basa, en la mayoría de casos, en aquellas muestras de fuerte alcance comercial, o incluso, de gran tirón crítico, sino en aquellas miradas que de un modo silencioso enriquecen la paleta discursiva de nuestra producción patria. Alberto Morais, con una clara apuesta de despojo emocional, así como de elementos que edulcoren el discurso, afronta su cuarta obra, mirando por una parte a su legado, y por otra, reformulando sus propios códigos. Sería injusto no aplaudir su última aportación como su película más redonda, aunque las esferas mediáticas así no lo hayan querido ver. Morais afronta este diagnóstico social, sobre el abandono infantil/adolescente, atendiendo a todos los artífices de un sistema social nefasto, y que deja a sus progenitores a merced de su propio declive. La cuestión es abordada con solvencia, atendiendo a una austeridad necesaria, que nos permite conectar de forma directa con el discurso, alejándonos de los habituales efectismos y florituras que buscan más la lágrima fácil, que una concienciación que deje poso. La precisión que atina a formular cada uno de los episodios, y los sinceros diálogos, es uno de los claros atinos de una película, que a pesar de ciertos desniveles, sale muy victoriosa. También comprende un gran elogio la acertada postura audiovisual de Morais, absolutamente exquisita y milimétricamente pensada para formular las metáforas que desentrañan este análisis social. En este sentido, la firme apuesta técnica respalda las aspiraciones alcanzadas. Y por último, y de gran valor, admiramos la entereza de un reparto entregado y exacto en sus aportaciones. Es sabido el talento de grandes actrices como Nieve de Medina o Laia Marull, ambas notables en sus muy diferenciadas composiciones, pero sin duda, la revelación de esta cinta reside en la mirada, la compostura, la gestualización, y en definitiva en el coraje y la entrega de un Javier Mendo extraordinario (a pesar del protagonismo de la madre en la titularidad del film). Su composición es brillante, y no tiene nada que envidiar a esos actores-personajes vibrantes del cine de los Dardenne. Cuyo discurso (y el de Kiarostami) empapa en cierta medida, de un modo más o menos casual, las derivas y decisiones estilísticas de una película exquisita y que merece ser revisada para entender y atender a las explosiones de un discurso honesto y complejo."
Lo mejor: La precisión del discurso y la valentía de Javier Mendo.


Lo peor: El injusto silencio al que se somete a este tipo de cine.



NOTA: 8(****)

jueves, 10 de noviembre de 2016

XIII Premios Corona. Premio de honor y Secciones competitivas

Ya son doce las ediciones que los premios Corona llevan premiando el cine español. Como puerta de entrada, y bajo una rigurosa selección, estos galardones quieren ser una especie de preámbulo de los diversos premios nacionales. Como es habitual en sus tres secciones competitivas, veremos cine español, documental español y producción europea, con sus respectivos premios. A estos se une el habitual galardón honorífico, que quiere honrar la labor de grandes profesionales de nuestra industria. En esta trigésima edición, por primera vez, la mención va para un maquillador, diseñador de maquillaje. Se trata de una figura clave de nuestro cine, con más de 90 títulos en su haber, desde 1977, y ganador, entre otros premios, de 8 Premios Goya, 1 Bafta y 1 Ariel. José Quetglás recoge este año el galardón honorífico por su extraordinaria labor en el campo del maquillaje cinematográfico al servicio de directores tan claves como Marcelo Piñeyro, Álex de la Iglesia, Antonio Mercero, Carlos Saura, Fernando Colomo, Luis García Berlanga, José Luis Cuerda o Pilar Miró, entre otros. A continuación, las películas presentes en las diversas secciones competitivas de estos premios. 
*De igual modo, advertir sobre la posibilidad de participar en el premio del público a través de la encuesta habilitada en el margen derecho del blog.

Sección Oficial:
Callback
El destierro
El perdido
Gernika
Igelak (Ranas)
La isla del viento
La madre
La muerte de Luis XIV
La próxima piel
La punta del iceberg
Las furias
María (y los demás)
Quatretondeta
Rumbos
Sicixia
Zoe

Sección Cine Documental:
Alcaldesa
Boye
Bigas X Bigas
Dead Slow Ahead
El hombre que quiso ser Segundo
El último verano
En el mismo barco
Manda huevos
Oleg y las raras artes
Omega

Sección Cine Europeo:
24 Weeks (Alemania)
Amor y amistad (Irlanda)
Cartas da Guerra (Portugal)
Chevalier (Grecia)
Historia de una pasión (Reino Unido)
In Between (Israel)
La bailarina (Francia)
La comuna (Dinamarca)
Playground (Polonia)
Un hombre llamado Ove (Suecia)

martes, 8 de noviembre de 2016

Crítica: Locas de alegría

"Si hubiera que señalar un realizador actual que levanta auténticas pasiones en su país, hablaríamos de la estrecha relación entre Paolo Virzì y el público italiano. Este director, vertebrador de un cine cómico de calidad capaz de conectar con el público, ha barrido en cuanto a valoraciones cuantitativas y cualitativas, en su país de origen. Entroncado en una tendencia estilística muy reconocible, la última aportación de este autor, en forma de particular road-movie, recorre las sendas de la comedia negra, el diagnóstico social y el drama más íntimo. Las combinaciones no siempre son buenas, y en este caso se ejemplifica. La película se pierde entre las chisposas aportaciones del conjunto, y deja un poco en la superficie la dimensión emocional de sus dos protagonistas, incluso a veces una sensación constante de repetición, o de ya visto, se apodera de la función, por un tratamiento absolutamente convencional, en el peor sentido de la palabra. La película presenta aspiraciones mayores, que deberían haber derivado en un análisis psicológico mucho más sólido y profundo. En contraste, el pulso de Virzì, y el notable trabajo de fotografía, que lidera una apuesta técnica muy solvente, hacen que el film con gracia y desparpajo mantenga un ritmo hilarante y en ningún momento decaiga. En este sentido debemos y mucho al inspirado reparto, en especial a una magnética Micaela Ramazzotti, y sobre todo, a una superlativa Valeria Bruni -Tedeschi, que demuestra, una vez más, su hábil sentido de la comedia y su potencial creativo al servicio de un personaje que merece muchas lecturas. Ella acumula la mayor parte de las alabanzas de la película, porque a pesar del insustancial resquicio que deja la misma, ella es capaz de dar vida, profundidad, y potencia a las insuficiencias demostratativas de lo que se entiende como vida."
 
Lo mejor: Una absolutamente magistral Valeria Bruni-Tedeschi. 


Lo peor: Que la gracia de turno venza las posibilidades de definición psicológica de los dos personajes protagonistas.

NOTA: 6,5(***)