jueves, 4 de abril de 2013

Crítica: Anna Karenina

SINOPSIS: “Anna Karenina” (2012) es la nueva adaptación cinematográfica de la trágica novela de León Tolstoi que dirige Joe Wright. En la obra original, Anna Karenina (Keira Knightley) es una mujer de la alta sociedad rusa cuyo marido, Karenin (Jude Law), trabaja como funcionario. Oblonsky (Matthew Macfadyen), el hermano de la protagonista, le pide que le ayude a hacer las paces con su esposa Dolly (Kelly Macdonald), quien se entera de que le ha sido infiel. Curiosamente, durante el viaje de Anna para hablar con sus familiares, se encuentra con el conde Wronsky (Aaron Johnson), existiendo una gran química entre ellos.

COMENTARIO CRÍTICO: 
"Vuelve el clásico de León Tolstoi, una novela elegante, pasional y sobre todo repleta de un clasicismo casi mágico. Joe Wright no lo tenía fácil, atendiendo a la multitud de referentes, y por el peligro que suponía adaptar una obra tan compleja, pero a la vez fácil de representar. Podía caer en lo obvio, lo simple, lo previsible, lo tedioso, llegando a provocar el aburrimiento más soporífero. Pero Joe Wright lo ha hecho de la manera que mejor sabe, dándole un toque claramente personal, nueva revisión que no ha sido del gusto de todos, pero que denota la capacidad de Wright para transformar lo convencional en un espectáculo extraordinario. Su reconversión de la obra en perspectiva teatral, aporta mucha originalidad y frescura al relato, jugando continuamente con la metáfora de lo real y lo representando como muestra de una sociedad que se mueve como marionetas de un guiñol, una sociedad destructiva que oprime al individuo y que plantea la muerte como única vía de escape. A parte de su original mirada, su apuesta visual es bestial, se rodea de un equipo que hace maravillas. Cada plano, cada escena está plagada de una esencia mágica que te envuelve y te deja embelesado durante todo el metraje. Por otro lado, la parte narrativa flojea, y los personajes secundarios no alcanzan el nivel de complejidad que la protagonista, quizás demasiado abandonados por arbitrariedad del guion, así como las tramas paralelas llegan a resultar algo monótonas, por lo que denotan más la fuerza del hilo central. Pero aún con sus errores de guion, y las dificultades que entraña condensar un clásico tan extenso en apenas unas dos horas de metraje, la elegancia visual está servida, gracias a un perfecto montaje que juega de forma ingeniosa con los escenarios, situaciones y personajes, una música preciosa que acompaña de forma sublime la estimable sucesión de imágenes, una fotografía bellísima, que ilumina de forma pictórica cada una de las imágenes, una dirección de arte cargada de originalidad, y mimada al detalle, y unos vestuarios magistrales, precisados de forma sublime y muy bien encajados en toda esta delicia visual que funciona de forma arrasadora. Interpretativamente el film, no tiene malas actuaciones, pero tampoco el trabajo conjunto llega a ser estimulante, la gran baza de la película es una Keira Knightley, que parece nacida para el papel de Anna Karenina, nunca estuvo tan bella, tan sublime y tan perfecta, con su excelente composición cargada de emociones. Keira funciona como induscutible timón de un film bellísimo, que podría haber sido más brillante en lo que a narrativa cinematográfica se refiere, pero que igualmente funciona como un festín para lo sentidos, como auténtica obra de arte."

NOTA: 8,5(****)

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