miércoles, 29 de noviembre de 2017

Crítica: La vida y nada más

LXV FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN:
"La peligrosidad de que ciertas temáticas hayan sido muy tratadas, es una cuestión muy latente ante las opciones cinematográficas que intentan adentrarse en estos terrenos tan trillados. Antonio Méndez Esparza, realizador claramente vinculado a la definición social de Estados Unidos y que ya sorprendió con su retrato de la inmigración latinoamericana en citado país, titulado "Aquí y allá", continua en su línea de definición para abordar, esta vez, el conflicto que plantea la inmigración negra en Estados Unidos. Su película, acomodada en una estética de ficción, pero asociada en sus encuadres a la postura documental, destaca por la precisión y la solidez con la que se mantiene la evolución dramática de una familia fustigada por el injusto brazo del racismo. No obstante, por otro lado, el hecho de que la temática haya sido tan abordada, y de que su postura sea más cercana al documental en sentido más estricto, adolece de linealidad y monotonía a una película que en su sugerente material pedía un tratamiento más introspectivo. La necesaria postura psicológica se reivindica continuamente en el film, que a pesar de su convicción, podría haber dado mucho más de sí, para sacudir mentes y corazones. Con ello, es de aplaudir la solvencia de Méndez Esparza para abordar la temática planteada, así como el notable trabajo técnico que compone la película, sin olvidarnos, por supuesto, de las valías de un reparto en estado de gracia, donde la excelencia alumbra la naturalidad de Andrew Bleechington y la vibrante composición que nos brinda una extraordinaria Regina Williams. Ella inunda de verdad un retrato social que por su forma de interpelar a sus personajes planea muchas veces por la injusta línea de la indiferencia."


Lo mejor: La entereza de Regina Williams.



Lo peor: La linealidad del discurso.




NOTA: 6(***)

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