lunes, 3 de noviembre de 2014

Crítica: El viento se levanta

"Es indudable la gran aportación de Studio Ghibli y del genio Hayao Miyazaki no sólo al mundo de la animación cinematográfica, sino también a la historia del cine a nivel general. El propio imaginario creado por este gran maestro y sus seguidores a través de las aventuras más increíbles que se puedan imaginar desarrolladas gracias a un ejercicio de animación absolutamente exquisito han originado un propio estilo cinematográfico, una oleada en movimiento a favor de este cine que se mueve con fuerza a lo largo del planeta. Pocas películas crean tanto consenso, y con razones sólidas como las de Studio Ghibli. Quien ha crecido con sus historias puede entender la enorme pasión que se siente con cada una de sus aventuras y cual es la pena que nos invade ahora al saber del adiós definitivo de su gran genio. Ese adiós toma forma en la pantalla a través de una obra agradable y poderosa que aunque llena de imaginación adopta una senda mucho más realista. La consecución histórica se une al visionario estilo de Miyazaki en una obra excesivamente calculada y milimetrada para saber andar entre la certeza histórica y la dulzura ficticia. Excesivo control que merma la explosión emocional y el arrojo de creatividad que ha inundado tantas y tantas obras maestras del genio japonés. Quizás se pedía más para una despedida por todo alto, quizás la comparación con demasiadas joyas le pesa a una película por momentos excesivamente edulcorada y que se antoja muy calculada, pero sí es verdad que muchas cosas siguen en su lugar: la exquisita animación, la bellísima música de Joe Hisaishi y la capacidad emocional de la historia y la entrega de cada uno de sus personajes envueltos por un perfecto tapiz de sueños cumplidos. Del mismo modo, quien haya vivido bajo la mirada poderosa de Miyazaki verá un precioso homenaje en la película a todo su cine, a todas sus rarezas, a todas sus maravillosas aportaciones a la creación de un universo propio. Así se va otro maestro del Séptimo Arte, diciendo adiós para no caer en la demencia creativa de la senilidad. Como dice la película y recordando con belleza tantos y tantos grandes momentos: "El viento se levanta, debemos tratar de vivir".
Lo mejor: Es un bonito homenaje a un bellísmo mundo al que echaremos mucho de menos.

Lo peor: Le falta la garra, la emoción y la expresión creativa de las grandes obras maestras de su realizador.
NOTA: 7,5(****)

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