jueves, 20 de noviembre de 2014

Crítica: Relatos salvajes

"Entre Tarantino y Álex de la Iglesia, entre los Coen y Almodóvar, así como con altas dosis de humor puramente argentino, Damián Szifrón perfila una de las obras más gamberras del año, un espectáculo cinematográfico llamado a convertirse en fenómeno, una película oportuna y pertinente para la época que nos acontece, un intento explosivo de derrocar lo políticamente correcto y finalmente, una escisión reflexiva entre el animal y el ser humano. Este conjunto de seis piezas se antoja como un escape de adrenalina a la tensión vivida en este tiempo de corrupciones, de injusticias y de hipocresía. Una solución drástica a los problemas atendiendo a la reacción animal como forma de perfilar y reivindicar la dureza del momento vivido y la sobresaliente continencia humana que nos ampara ante el feroz deseo de explotar animalmente. Es muy interesante nunca perder el punto de vista crítico de la cinta por encima de su ingeniosa capa humorística, pues su mensaje es directo, es sonoro, es atronador. Es poner sobre la mesa de forma firme las piezas que fallan para empezar a arreglar el aparato. Es como un grito, una bomba, una explosión....Todo ello confabulado por la maestría tanto narrativa como visual de un ingenioso Szifrón que por momentos parece beber de muchos referentes cinematográficos. Volviendo a la conjunción de las seis partes, hay que mencionar un claro desequilibrio que se convierte en el principal elemento negativo de este film. Con un arranque muy prometedor, la película va conjugando sus piezas de forma desigual, llegando a ser sus inicios muy brillantes, y su parte intermedia entre lo correcto y lo insípido, finalizando con una ganancia explosiva estimable, pero menos hábil que sus predecesoras. Unas historias abruman y otras resultan indiferentes provocando que el conjunto se tambaleé considerablemente, y no llegue a contagiar esa magia latente que se advierte en líneas generales. Desequilibrios aparte, no podemos olvidar un trabajo técnico notable(Perfecto sonido, música y montaje), y un trabajo actoral extraordinario. El cine de este año no puede cerrar sus páginas sin acordarse del sufrimiento de Sbaraglia, de la rebelión de Érica Rivas o de la desesperación de Darín, grandes maestros que en conjunto con los demás secundarios invitan al trabajo coral más extraordinario del año. Ellos con su rebeldía y esos feroces diálogos nos llevan al juego de lo que podría ser en caso de...y al final, todo resuena, explota y nos lleva a cuestionarnos nuestra supuesta moral en una sociedad ciertamente embravecida."

Lo mejor: Su brillante reparto y su explosividad.


Lo peor: El desequilibrio entre los relatos que merma la calidad conjunta de la cinta.


NOTA: 7(****)

1 comentario:

Xavicinoscar dijo...

Gran texto: ¡felicidades!

Comparto tus apreciaciones. En mi caso, al verla por segunda vez, me he reconciliado con detalles que no me gustaban. Al final, no me parece que haya tanta descompensación entre los relatos. Es más: la disposición-montaje de las historias, por una cuestión de ritmo, me parece muy acertada. Mi único problema es que la quinta historia es tan 'heavy' que uno no sabe cómo reaccionar. Pero en general, es un film que te impacta, y aunque parece apelar al divertimento inmediato, creo que la disfrutas más cuando ya la has visto antes, cuando conoces las reglas del juego. Érica Rivas está excelente. De lo mejor del año, sin duda. En los Goya hará mucho daño... o al menos debería.

Un gusto leerte, como siempre. ¡Espero tus propuestas al Cinoscar Summer Festival! ;) Un abrazo, Alberto.