domingo, 26 de mayo de 2013

Crítica: Weekend


"El cine británico en su vertiente independiente, alejado de esa masa manufacturada originada a partir de su fusión con la esfera cinematográfica norteamericana, crea peculiares obras y pozos de humanidad, que sólo el arte más potente logra conseguir. La obra de Andrew Haigh, aclamada a nivel internacional, intenta acercarse al humanismo, la honestidad, y la pasión que nos ofrecen las grandes historias de amor, y aunque por momentos parece acercarse a ello, los tropiezos de un guion irregular provocan que el film navegue en su mayor parte por otra senda. El problema de la obra está en que se mantiene demasiado inerte, sin fuerza, sin desgarro, sin capacidad de atrapar, cayendo además en los estereotipos, que acentúan el alejamiento a una mirada más sincera a la que el film aspira. Los diálogos a veces parecen impostados, y la poca psicología de sus personajes, provoca un mero entretenimiento, que si hubiese "atado los cabos" de una manera más compleja hubiese conseguido un retrato realmente conmovedor sobre el amor pasajero. Un guion que se deshace poco a poco, pero que no llega a hundirse por un clímax amable que cubre toda la película. Quizás por la firmeza visual de su realizador, por la conseguida composición fotográfica, o por dos protagonistas absolutamente notables, el film te sumerge de forma hipnótica hasta el último minuto del metraje, sin provocarte el mínimo bostezo, aunque al final haciendo balance, repacites sobre la banalidad de la propuesta, y sus irregularidades, que pretenden ser disimuladas por una atmósfera plagada de nostalgia y ternura, y unos protagonistas que desbordan química y humanidad por los cuatro costados."
Lo mejor: Sus dos protagonistas, que afrontan con química y humanidad toda la función.

Lo peor: La insustancialidad del guion, vacío de palabras y emociones.

 
NOTA: 6(***)

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